jueves, 7 de junio de 2012

Me encantas



«Te quiero.»
Casi le gustaría pronunciarlo en silencio, susurrarlo. En cambio, él se limita a sonreírle y a mirarla. Duerme despreocupada envuelta entre las sábanas. Dulce, suave, sensual, con una ligera mueca de enojo en la boca, con los labios entreabiertos que todavía saben a amor. Su amor. Su gran amor. Se detiene, se yergue. Una duda. ¿Alguna vez te ha gustado otro?  Permanece absorto, en silencio, inmóvil, se aparta un poco de ella como si pretendiese enfocarla. Sonríe. No, no es posible. ¿Qué estoy diciendo? A ella le gusta otro... Eso es imposible. Pero de nuevo lo asalta la duda, una penumbra breve, un espacio de la vida al que él no ha tenido acceso. Y su frágil seguridad se deshace en un abrir y cerrar de ojos, como un helado en manos de alguien resuelto a hacer dieta un día de mediados de agosto, en la playa. Ha pasado ya un año desde que regresaron de aquel faro, de la Isla Azul, de la espléndida isla de los enamorados. El mejor momento de toda su vida.



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