viernes, 15 de junio de 2012

Lo que el maldito invierno nunca se lleva

Los rencores, las malas miradas. Eso siempre se queda. También un tipo de frío, de esos que por mucho que te pongas al lado de la lumbre no se quitan, si no que necesitan un buen abrazo. Uno de verdad, de una persona querida. De esa persona. Esa tan especial, por la que nos pasamos soñando todo el invierno, pero que al marcharse este no se la lleva consigo. Nos la deja, intentando que sigamos soñando. Pero yo opino que debería llevarse el frío. Es más útil. 



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