domingo, 23 de febrero de 2014

¿Y que pasa si lo único que quieres es esconderte? Que nadie te vea así. Tu eres fuerte, siempre fuerte. Haciendo tonterías, feliz, sonriente. No esa cosa llorica que parece que es demasiado débil para luchar contra nada, que solo tiene fuerzas para seguir llorando, para continuar autodestruyéndose poco a poco, matándose a pensamientos. Eres esa chica feliz, la que lleva la sonrisa en la cara, hace tonterías, y parece que nunca le pasa nada, que nada le afecta, que nada la supera.
Es triste tener que recodarse eso tan a menudo.

domingo, 16 de febrero de 2014

Vuelve con el sol...

Ella solía desaparecer. Era como la suave brisa que sopla al anochecer algunas tarde noches de verano. Parecía encajar en todas partes, y a la vez no hacerlo en ninguna. Iba, venía, era libre. Solía aparecer con la caída del sol, me buscaba. Y yo acudía a ella, a su llamada. Siempre lo mismo. Jamás me atreví a preguntarle donde se escondía, a donde iba cuando me dejaba abandonado entre las sábanas. En esos momentos yo me despertaba, como si de una pesadilla se tratase. Algunos días incluso alcanzaba a ver el extremo de un pie descalzo saliendo de la habitación. Cada día que aquello ocurría, en mitad de la noche, me descubría a mi mismo tratando de encontrar el valor para preguntarle porqué se iba, porqué nunca se quedaba, o simplemente para advertirla de que fuera hacía frío, de que se quedara un rato mas a mi lado. Pero nunca lo hice. Supongo que, en el fondo, siempre supe donde estaba la linea que nos separaba, y que yo no podía cruzarla. Ella era libre, no quería atarse. Y yo, que lo único que quería era que se atase a mi lado, nunca tuve ninguna posibilidad. Todas las noches soñaba con amanecer a su lado, descubrir que por una vez, ella no me había abandonado. Nunca tuve esa suerte. Hasta que un día, dejó de aparecer. Y con ella la brisa que todas las noches me acompañaba cuando salía a buscarla. Puede que se la llevase el viento, o que al viento se la llevase ella. O que fueran una misma cosa. Personalmente, me inclino por decir que era viento; acariciarla, siempre fue como intentar tocar la brisa, la sentías, pero a la vez notabas que poco a poco se te escapaba de las manos. Y, al final, se me terminó escapando.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, otras mujeres, otros cuerpos, otras caras.Ninguna tan bonita como la tuya, claro está. He llegado a pensar que fuiste tan solo en sueño producido en una mala racha, pero siempre fuiste demasiado real. Y, quiero que sepas una última cosa. Por mucho tiempo que haya pasado, y por muchas mujeres que hayan pasado, sigo levantándome cada mañana pensando que estarás a mi lado, que el cuerpo que siento abrazado a mi es el tuyo. Y todas las mañanas son una desilusión.
Me gustaría que leyeras esto, si es que existes de verdad. Que, por una extraña casualidad del tiempo, me extrañases. Y, bueno, que yo sigo esperando que algún día vuelvas con el sol. Para quedarte.

sábado, 8 de febrero de 2014

Tenías otros nombres, mismas ganas de reír.

Y entonces él vio la decepción en sus ojos. Y se dio cuenta. Esta vez las excusas no valían, ya las había gastado todas. esta vez, era la definitiva. Le dolió verla así, con la cara neutra. Ella, que siempre llevaba una sonrisa colgada en el rostro, pasara lo que pasara. y ahora la había cambiado por una media sonrisa irónica, como si quisiera demostrar que estaba por encima de aquello. Pero sus ojos la delataban. Ese brillo que se veía al fondo de sus ojos siempre que la miraba, había desaparecido. A cambio, en las comisuras de sus ojos aparecían intentos reprimidos de sus lágrimas. Ya no era ella. Y todo por su culpa. Se sintió mal, tampoco sabía que hacer. Y, como cualquier persona que no sabe que hacer, no hizo nada. Se acabó.
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Sube la música. Así, un poco más fuerte. Y más, y más. Hasta que parezca que te van a reventar los tímpanos. Siempre dicen que un dolor hace que te olvides de otro anterior. Y ella quería olvidar todo aquello que la amenazaba. Además, esa música no la obligaba a pensar. Por eso le gustaba tanto. Con esa música, podía aislarse del mundo, olvidar, por un tiempo, todo aquello que ocurría en el exterior. Pero llega un momento en el que te acostumbras, en el que el volumen ya no sube más alto, y toca volver a la realidad. la realidad no le gusta a nadie. Pero ella ya está curada de espantos. Las mariposas, esas ya se las llevó todas otro. El corazón, poco a poco, se crea un muro. Ella prefiere llamarlo alergia. Alergia a los hombres. O a los sentimientos. No lo sabe. Solo que ninguno es como ella pensaba, ni los sentimientos, ni los hombres. cada día, vive un poco mas desencantada, va perdiendo el brillo de sus ojos, ese que parece gustarle a todo el mundo. Poco a poco deja de ser ella, va olvidando como se sentía cuando las mariposas invadían tu cabeza, tu estómago, tu cuerpo. Cuando estaba tan embotada de sentimiento que el resto no importaba, por muchas putadas que pasaran. Eso ya no volverá. Su corazón se ha cansado de remendarse, ha dejado de ser un  jodido masoquista con esperanzas de futuro. Se curó por última vez, y se escondió. Allí, al fondo. Donde nadie era capaz de encontrarlo por mucho que lo buscasen. Ni siquiera ella. Y perdió su luz. Se volvió como el resto. Por primera vez podía esconderse en una multitud sin destacar. Tan solo una cara mas con aquel gesto huraño tan característico de aquellos a los que la vida a destrozado. Perdió su inocencia de niña. Y eso nunca se lo perdonará. 

lunes, 3 de febrero de 2014

Relato parte 4

- ¿Qué pretendes que te diga? ¿Qué te extraño, que te echo de menos? Todo eso ya lo sabes. Pero me niego, me niego a volver a caer. Prefiero mil veces vivir con esta pena que me invade por dentro cada vez que te veo y sé que no eres mía, que volver a pasar por todo aquello. Lo siento, no puedo.
-¿Ni siquiera por amor? Siempre supe que eras un cobarde, pero todo el mundo decía que por amor se rompen todas las barreras. Yo todavía tenía esa esperanza…
- Lo intenté, sabes que lo intenté, de todas las maneras posibles. Pero ese mundo, tu mundo… Es demasiado para mí, demasiado para cualquiera que no haya crecido en él. Sabes que por ti lo intenté, que lo intentaría miles de veces, pero siempre saldría el mismo resultado. Lo siento, de veras lo siento.
- Sabes que eso a mí me vale, aunque no sea lo que esperaba. Pero a ellos… A ellos no. Ellos te querían dentro, o fuera, sin tener si quiera conocimiento de su existencia. Ahora que conoces sus secretos, tratarán de hacerte desaparecer del mapa. Hasta ahora has tenido tiempo, pues tu convalecencia, y tu incapacidad para salir de casa, hicieron que no supusieras un problema realmente grave. Pero, de ahora en adelante, estás solo, y con la marca de la muerte pintada en la espalda. Ellos no te dejarán seguir con vida. Mi consejo es que huyas, sin mirar atrás. Vuelve a tu apartamento, coge lo que necesites y, simplemente, huye. No pienses un destino, coge el primer tres, autobús, avión, lo que sea. No pases demasiado tiempo en ningún lugar, no será seguro si lo estableces como tu residencia. Ellos tienen muchos métodos para eliminar a sus enemigos, y tú ahora mismo eres el que encabeza la lista. Yo trataré de ayudarte desde aquí, pero no prometo nada, no deben descubrir que he quedado contigo…
- Gracias por los consejos, trataré de cuidar de mí mismo. Tú trata de cuidarte también. ¿Un beso de despedida? Tal vez el último, espero que no…