Otra vez. Han vuelto. Esas ganas de ponerme las gafas de sol y esconderme para poder llorar a gusto. Esas ganas de desahogarme sin que nadie me vea, sin que nadie pueda preguntarme que me pasa, sin que nadie tenga por qué saberlo, ni quiera saberlo tampoco.
Otra vez. Pensé que no volvería, pensé que jamás estaría otra vez en esta situación, en la
misma situación. Soñé con que esto no volvería a pasarme nunca, me lo prometí a mi misma. Me lo hice jurar.
¿Y para que sirvió? Para nada. Como siempre. Como antes. Ojalá que la historia cambie, que no siga siendo toda la vida igual, que esta haya sido la última vez, que desaparezca la vieja historia del
chica-que-llora-por-un-chico. Que explote, que no vuelva a ocurrir nunca más. No es justo.
Que lloren ellos por una vez.
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