Su recuerdo, y el de los escalofriantes hechos que habíamos compartido me impedía pensar, comer o mantener una conversación coherente. Ella era la única persona con quien podía compartir mi angustia y la necesidad de su presencia llegó a causarme un dolor físico. Me quemaba por dentro y nada ni nadie conseguía aliviarme. Me convertí en una figura gris en los pasillos. Mi sombra se confundía con las paredes. Los días caían como hojas muertas. Esperaba recibir una nota suya, una señal de que deseaba verme de nuevo. Una simple excusa para correr a su lado y quebrar aquella distancia que nos separaba y que parecía crecer día a día. Nunca llegó. Quemé las hora recorriendo los lugares en los que había estado con ella. Me sentaba en los bancos de la plaza, tan sólo esperando verla pasar...
3 comentarios:
Yo soy ésta entrada, lo soy en éste preciso instante. Cómo es la vida... Mucha gente viviendo lo mismo. Increible.
Saludos.
XD cosas de la vida.
Si, asi son las cosas, al final, todo el mundo acaba parecido :S
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